28 oct 2011

Un 'skyline' entre árboles. Ruta de Pedro Guerra por Madrid



Un 'skyline' entre árboles

Desde Rivas Vaciamadrid, donde Madrid se mira con otra perspectiva, hasta el garito de su primer concierto. Así es la ruta del cantautor, que acaba de presentar 'El mono espabilado'

BEATRIZ PORTINARI - Madrid

EL PAÍS - 28-10-2011
1. Calle Mayor. El primer recuerdo que tengo de mi llegada a Madrid es esta calle, donde vivía de okupa en casa de mi hermana. Allí estuve un año, calle arriba y calle abajo, con el delicioso olor a cosas ricas de la pastelería que teníamos debajo, el Horno de la Santiaguesa. Paseaba mucho por la zona, donde todavía queda ese aire de Madrid antiguo.

2. Rivas Vaciamadrid. Me gusta por la vida tranquila y familiar. Llevo al niño al colegio, ceno con los amigos en El Príncipe Persa o en la marisquería Celso Calleja. Rivas tiene el encanto también de ver el skyline desde una perspectiva distinta y rodeado de árboles.

3. Mercado de San Miguel. Cerca tengo el estudio, un rincón al que ahora vuelvo con muchas ganas y mucha ilusión y donde espero pasar horas ensayando con la banda, componiendo... Mi barrio de siempre es ese, el Madrid de los Austrias, en los alrededores de la plaza de la Paja, que me parece un sitio con un encanto especial para caminar, tomar algo en el Delic, el Bonano...

4. Librería Méndez. Desde siempre ha sido uno de mis rincones favoritos, entre Bailén y Sol (Mayor, 18) con aspecto de librería antigua. Conozco al dueño, Antonio Méndez, un librero de los de antes. Es decir, tú vas y le pides que te recomiende un buen libro y sabes que vas a salir con algo excepcional. Además, es un placer ir allí sencillamente a charlar.

5. Muralla Árabe. Aunque ya no programan conciertos recuerdo este sitio como uno de los mejores donde pasé el primer verano en Madrid. Quizá porque tengo el recuerdo de un concierto inolvidable: Caetano Veloso y Gilberto Gil con dos guitarras. Además, desde la Muralla podías acercarte al parque Atenas, con un césped impresionante.

6. Plaza del Alamillo. En esa media plazoleta, en un rincón, se esconde el restaurante mexicano La Taquería del Alamillo, ¡uno de los mejores!

7. Pizzería Emma y Julia. Lo mejor entre Cava Alta y Cava Baja es esa pizzería, somos casi habituales (Cava Baja, 19). Se come una excelente pizza y no excesivamente cara. ¿La mejor? La Yoselin, un poco picante. Y lo realmente imprescindible es su provoletta, con un queso italiano que los argentinos cocinan muy bien, a la plancha, crujiente... de-li-cio-so.

8. Plaza de la Princesa. Todo un lujo para un par de cinéfilos como nosotros. Es un triángulo de cines extraordinario: Alphaville, Princesa y Renoir, cada uno con su programación; cine español, cine europeo de calidad e incluso latinoamericano fuera del circuito comercial.

9. Gran Vía. Es una calle llena de historia, pero lo que más me gusta es que se ha reconvertido en el eje cultural de Madrid, con los teatros antiguos restaurados y dedicados a una programación de musicales y conciertos. Nunca habíamos tocado ahí, pero ahora hemos cumplido ese sueño.

10. Café Libertad 8. Mi querido Libertad 8 (en la misma calle y número) es y sigue siendo mi casa. Es el templo de los cantautores. Allí di mis primeros conciertos, igual que otros como Ismael Serrano, Jorge Drexler... Además, es un bar bonito por su aspecto antiguo, con el reservado para tocar un poco más allá de la barra, con una decoración especial y su ambiente casi mágico.





De Tenerife a la calle Mayor

Pedro Guerra llegó a Madrid en 1993 desde Güímar, Tenerife, donde nació en 1966. Tras muchas vueltas con

su guitarra, Contamíname le alza al olimpo. Ahora está de concierto con su nuevo trabajo, El mono espabilado. (Barcelona, 12 de noviembre).

24 oct 2011

LAS PATRIAS DE ALATRISTE





GUILLERMO ALTARES 22/10/2011

Puesto a maltratar y degollar infieles, argumentó, prefería a los que eran capaces de defenderse. Y en eso seguía, azares de la vida, casi veinte años después". En uno de los momentos clave de la serie, al principio de la ya penúltima entrega, Corsarios de Levante, el Capitán Alatriste recuerda los tiempos duros en que, tras más de una década combatiendo en los campos de batalla europeos en el Tercio de Cartagena, acabó participando en la represión de los moriscos españoles. Degollinas, violaciones, saqueos, salvajadas en un universo, el suyo y quizás el nuestro, despiadado. "Todo el mundo tenía asuntos que ajustar en aquella turbulenta frontera mediterránea, encrucijada de razas, lenguas y viejos odios", prosigue el relato. "Como diría mi amigo Élmer Mendoza: 'Son las reglas", señala Arturo Pérez-Reverte para explicar la amargura y las contradicciones de su personaje. "Era una España muy difícil, muy cruel y muy descarnada, pero incluso en ese escenario todo tiene un límite. Alatriste se mueve por códigos, maneja unas reglas básicas a las que se acoge", prosigue el escritor español para definir un personaje que puede ser, sin remordimientos, a la vez un héroe y un asesino a sueldo.

Tras cinco años de ausencia, el viejo Capitán, el narrador Íñigo Balboa (cada vez más curtido, más alejado de aquel muchacho ingenuo que conocimos en las primeras entregas), Quevedo y un buen puñado de personajes regresan con El puente de los Asesinos, que Alfaguara pone en las librerías el próximo jueves, en un año que además coincide con el decimoquinto aniversario de la primera entrega de la serie. La nueva novela, que transcurre en Venecia, es la séptima y están previstas dos más, La venganza de Alquézar y Misión en París, salvo que su autor, o su personaje, rectifiquen y decidan seguir más allá.

Muchas cosas han cambiado -en España, en el mundo, en la literatura e incluso en el pasado- desde aquella última semana de noviembre de 1996, cuando los lectores se toparon por primera vez con la ya mítica frase: "No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente". Una de ellas es que Alatriste pasó de ser la idea disparatada de un escritor, en cuyo éxito no confiaban demasiado ni él ni sus editores (aunque un auténtico novelista no escribe para vender libros, escribe porque tiene que hacerlo) a convertirse en una de las series novelescas más importantes de la literatura en castellano. Y su dimensión no se mide por la cantidad de ejemplares vendidos (monumental), sino por la relación que establece con sus lectores.

"Lo mejor de Alatriste es que me permite volver a mi verdadera patria que, como muy bien explicó Fernando Savater, es la infancia recuperada a través de la literatura, de las grandes novelas de peripecias", explica Alexis Grohmann, profesor de la Universidad de Edimburgo, experto en la narrativa de Pérez-Reverte (está a punto de publicar un ensayo sobre su obra). "Alatriste me permite viajar a través de la narración pura a esa 'brumosa tierra natal de nuestra alma', nada menos que a los cimientos de nuestra condición humana. Por eso vuelvo a esa tierra 'con previo fervor y con una misteriosa lealtad', que es como Borges dijo que se leen los libros clásicos", prosigue. Estas palabras, expresadas varias veces con ideas similares por personas muy diferentes a lo largo de la preparación de este texto, demuestran que Alatriste es más que un libro.

Al final del segundo volumen, Limpieza de sangre, en los apéndices que siempre coronan los alatristes, con poemas de época -que a veces incluso hablan de las hazañas del Capitán-, encontramos la aprobación para la impresión del libro, firmada por un tal doctor Alberto Montaner Frutos: "Caballero del hábito de San Eugenio y lector de humanidades en el General Estudio de Zaragoza". "Pues no sólo deleita, sino que también aprovecha, y ambas cosas en sumo grado con lo que no cabe mayor ponderación", se puede leer en este nihil obstat. El Montaner del siglo XXI es un filólogo e historiador aragonés, catedrático de la Universidad de Zaragoza, erudito, experto en el Siglo de Oro y en el Cantar de Mío Cid. Su papel alatristiano es pequeño pero clave: la selección poética que cierra cada volumen (es él quien ha encontrado los sonetos sobre Alatriste) y la edición anotada de la primera entrega, publicada hace dos años. "Son textos muy bien investigados, en los que Pérez-Reverte hila muy fino. Es una recreación muy documentada y minuciosa de la época".

El Capitán, un título que le dieron sus compañeros, no sus superiores, nace en León en torno al año 1582 y muere el 19 de mayo de 1643 en Rocroi, la batalla que significa el final de los Tercios y, a medio plazo, de la dominación española en el norte de Europa. Sirve a tres reyes, Felipe II, Felipe III y Felipe IV, desde que, a los 13 años, se alistase como paje tambor en el Tercio Viejo de Cartagena. "Para un hispanista, las aventuras del Capitán Alatriste son un verdadero manantial de sugerencias e informaciones. En ellas se mezclan la historia, la literatura y la cultura con una crítica a veces muy severa de la gran España imperial", explica el italiano Marco Succio, profesor de literatura española en la Universidad de Génova.

La visión que Arturo Pérez-Reverte construye de aquella época está muy alejada de cualquier sentimiento épico. Las aventuras son importantes, los lances de capa y espada, que surgen de la memoria literaria de Pérez-Reverte en la que ocupan un espacio fundamental los grandes escritores del folletín como Alejandro Dumas. Pero Alatriste no se puede entender sin el relato de la miseria y los horrores de un mundo dominado por reyes ciegos, una nobleza bastarda y una Iglesia cruel y despiadada. Las reflexiones de Quevedo (un personaje fundamental en la serie) al final de Limpieza de sangre, cuando todavía crepitan, en medio del hedor a carne quemada, las hogueras de un auto de fe celebrado en el centro de Madrid, resumen muy bien el lado oscuro del Siglo de Oro. "Aquella España desdichada, dispuesta siempre a olvidar el mal gobierno, la pérdida de una flota de Indias o una derrota en Europa con el jolgorio de un festejo, un Te Deum o unas buenas hogueras, oficiaba una vez más de fiel a sí misma". Un poco antes, el narrador Íñigo de Balboa había afirmado sobre los inquisidores: "Encarnaban demasiado bien los auténticos poderes en aquella corte de funcionarios venales y curas fanáticos, bajo la mirada indiferente del cuarto Austria, que veía condenar a sus súbditos a la hoguera sin mover una ceja".

El relato de la gestación de Alatriste es conocido y tiene que ver precisamente con la Historia. Cuando vio el espacio que dedicaban al Siglo de Oro los libros de bachillerato de su hija Carlota -con la que firma el primer volumen-, decidió crear un personaje que contase un momento crucial de nuestra Historia, sin el que no se puede entender nuestro presente. El autor de La tabla de Flandes y El club Dumas no quería ajustar cuentas con el pasado, simplemente contarlo, y a la vez recrear un tipo de novela de aventuras que parecía ausente de la literatura española. Antonio Méndez, librero de los de siempre y propietario de la librería Méndez, situada en un territorio tan alatristiano como la calle Mayor de Madrid, recuerda que incluso el formato del volumen -más grande- y con las ilustraciones entonces de Carlos Puerta y luego de Joan Mundet, sorprendía a los lectores porque no era nada habitual.

Nadie sospechaba lo que iba a ocurrir: que Alatriste iba a vender millones de ejemplares, llevar a su autor al sillón T de la Real Academia, incluso según algunos expertos influir en su obra narrativa posterior -varios estudiosos consideran que Un día de cólera y El asedio, sus dos últimos libros, nacen de un impulso que surgió con Alatriste- y que iba a devolver el Siglo de Oro a los institutos.

"Alatriste, siendo profesor, es un regalo que quiero darles a mis alumnos de 3º de ESO para ensanchar su imaginación, alimentar su espíritu, proporcionarles conocimiento histórico y humanístico en un momento tan caótico como éste, y más a los 15 años", explica Ricardo Soria, de 31 años, profesor de lengua y literatura. "No quiero ahorrarles nada de eso. A él se acercan primero con fastidio, después con curiosidad, para acabar con entusiasmo y yendo a por otro libro que les proporcione todo lo anterior. Pocas veces uno está tan seguro de acertar".

El profesor Francisco Rico, académico de la lengua y uno de los grandes expertos en la literatura del Siglo de Oro, escribe en el prólogo de la edición anotada: "Nunca se agradecerá bastante a Pérez-Reverte haber hecho entrar a tantos lectores en esa literatura y en esa historia".

"La reconstrucción del Siglo de Oro es espléndida, pero no sólo por la labor de documentación, sino por la manera en que un mundo tan minuciosamente reconstruido se recrea con viveza como parte orgánica de una historia cautivadora", señala el profesor Grohmann, autor de ensayos sobre Javier Marías, Antonio Muñoz Molina y Rosa Montero, y que prepara el volumen Las reglas de juego de Arturo Pérez-Reverte.

La serie Alatriste está compuesta de novelas, no de ensayos, pero detrás de cada libro late una voluntad didáctica, desde la recreación del castellano de la época hasta la elección de los temas. "También quise con Alatriste narrar España de distintas maneras. En Limpieza de sangre explico la Iglesia; en El oro del rey, la economía, en El sol de Breda, la guerra; en Corsarios de Levante, el Mediterráneo", señala Pérez-Reverte. Y no sólo de documentación vive el escritor: el autor utiliza sus propios recuerdos de los años de guerras y trincheras como reportero para reconstruir las batallas del siglo XVII: pueden haber cambiado las armas y los escenarios, pero la violencia y la muerte son las mismas, entonces y ahora.

La otra cara de la moneda, la reivindicación no teórica sino práctica, del gran folletín literario también ha prendido en muchos lectores. En una entrevista que le hizo para El País Semanal en noviembre de 1996, cuando el primer volumen estaba a punto de salir a la calle, Sol Alameda le describía como un escritor "hijo tanto de las guerras como de Alejandro Dumas". "Hay escritores que pierden de vista su condición de lectores y otros no; yo espero formar parte de este grupo por el resto de mi vida", dijo entonces a Sol. "Alatriste es un camino de ida y vuelta", señala Belén Hernández, periodista de 28 años. "Antes había leído a Dumas, pero si era capaz de disfrutar del contexto histórico de una Francia desconocida ¿por qué no también de la España en la que no se ponía el sol? Y luego seguí con el género folletinesco", prosigue. El poeta Luis Alberto de Cuenca, inmenso lector, literato de mil facetas, que acaba de publicar un disco con Loquillo titulado Su nombre era el de todas las mujeres, explica su éxito porque "se inscribe dentro del folletín clásico". "El folletín es inherente a nuestra condición de lectores, a los seres humanos nos gustan los folletines, es algo que ha ocurrido en todas las épocas", señala.

En el éxito de la serie hay una clave que tiene que ver con algo que supera la Historia recuperada y los relatos de aventuras. Es algo que ocurre a veces y que permanece en la memoria más allá de las páginas impresas (o digitalizadas, porque Alatriste fue pionera en su distribución en la Red): la creación de un gran personaje. Parece una tautología pero no lo es. Sin ese soldado cansado de batallas, medio arruinado, que se busca la vida entre las tabernas del viejo Madrid, ese tipo que lleva demasiado tiempo guerreando, que un día decidió dejar de matar moriscos, sin ese individuo capaz de torturar, de vender su acero para venganzas ajenas, pero también fiel a sus códigos, a sus reglas de vida, leal, incapaz de matar a un enemigo herido en el camastro de una mugrienta pensión de Lavapiés, un compañero al que a uno le gustaría tener cubriéndole las espaldas entre el barro de las trincheras, sin Diego Alatriste y Tenorio la serie no sería lo que es. "La solidez del personaje es clave en el éxito", explica José Belmonte, profesor de la Universidad de Murcia y coordinador junto a J. M. López de Abiada del volumen colectivo Alatriste. La sombra del héroe (Alfaguara, 2009), que refleja un congreso celebrado en Murcia en 2007. "De la novela española contemporánea han surgido pocos personajes realmente grandes y Alatriste es una creación muy sólida. Ni bueno, ni malo, pero que siempre sigue un código de honor. Te convence y te identificas con él". "Es un personaje que enlaza con las grandes creaciones literarias", asegura López de Abiada.

Los diferentes volúmenes ofrecen muchas frases que describen al personaje. "La inminencia del peligro le daba siempre una limpia lucidez, una economía práctica de gestos y palabras". "Desde siempre, ser lúcido y español aparejó gran amargura y poca esperanza". Pero quizás ésta sea especialmente significativa: "Fuimos hombres de nuestro siglo: no escogimos nacer y vivir en aquella España, a menudo miserable y a veces magnífica, que nos tocó en suerte; pero fue la nuestra. Y ésa es la infeliz patria -o como diablos la llamen ahora- que, me guste o no, llevo en la piel, en los ojos cansados y en la memoria". El primer libro llevaba la siguiente dedicatoria: "Por la vida, los libros y la memoria". Eso es en el fondo Alatriste: vida, libros y memorias. Y un viejo capitán cansado de batallas, que tal vez -los misterios de la literatura son así- nos dé una sorpresa y acabe sobreviviendo a Rocroi.


© EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

19 oct 2011

LOS LIBREROS DE MADRID PREMIAN A MANUEL LONGARES





Madrid, 18 de octubre de 2011


El Gremio de Libreros de Madrid anuncia los ganadores de sus premios anuales

El jurado del Premio Libro del Año reunido el día 18 de octubre decidió conceder el premio a la obra:

“Las cuatro esquinas”, de Manuel Longares editado por Galaxia Gutemberg,

El jurado ha querido homenajear con este premio la obra de un escritor con una gran trayectoria literaria. Las cuatro esquinas nos remite a cuatro tiempos de nuestra historia reciente, desde la post-guerra a la transición. Personajes que quedarán para siempre en la memoria de los lectores.


Así mismo, el jurado ha designado como finalistas las obras:

"El día de mañana" de Ignacio Martínez de Pisón. Editorial Seix Barral
"Los enamoramientos" de Javier Marías. Editorial Seix Barral
"Némesis" de Philip Roth. Editorial Mondadori
"El ocupante" de Sarah Waters. Editorial Anagrama

13 oct 2011

Seix Barral arrebata el Paul Auster de bolsillo a Anagrama


Como en el fútbol, en el mundo editorial hay fichajes con un alto contenido simbólico. Y hoy, en la Feria del Libro de Fráncfort, se ha ratificado uno de ellos: Seix Barral publicará a partir del año que viene toda la obra de Paul Auster en formato de bolsillo a través de Booket, la marca del grupo Planeta en formato económico, arrebatándoselo así a su editor histórico en España, Anagrama. Éste conservará sin embargo al prestigioso escritor en lo que se refiere a las novedades en tapa dura.
Un total de 30 títulos acabarán conformando la que se denominará Biblioteca Paul Auster, que arrancará el 3 de febrero, fecha en la que el autor de El Palacio de la Luna cumple 65 años. Entre ellos deberá estar la poesía completa del escritor, parcialmente inédita en España. Tan exultante como ajetreada entre los pasillos de la feria, la editora de Seix Barral, Elena Ramírez, aseguraba que la operación "permitirá poner por vez primera a Auster al alcance de un público masivo en castellano, especialmente en Latinoamérica, donde Auster apenas se encuentra o si está, en ediciones muy caras". Uno de los puntos fuertes de las negociaciones expuestos por los sellos de Planeta habría estado, según fuentes del sector, en la gran distribución que ese grupo puede ofrecer de los libros de Auster, con unos 10.000 puntos de venta en España y aún más con los 1.600 en el continente americano, donde además puede imprimir directamente en Argentina, México y Colombia. Todo ello repercutiría en un precio más asequible de los ejemplares.

Ramírez no pudo precisar cuáles serán los primeros títulos (entre cinco y ocho) que a lo largo del año que viene inaugurarán la Biblioteca Paul Auster, en tanto los títulos irán apareciendo a medida que caduquen los derechos que aún posee Anagrama sobre ellos. Tampoco quiso comentar la, al parecer, elevada cifra que el grupo Planeta habría pagado por esos 30 libros de Auster y que, según fuentes del sector, rondaría el millón de euros, lo que habría descabalgado de la puja al otro gran sello económico español, Debolsillo. "El fichaje en formato bolsillo de Auster es bueno como imagen y como negocio", zanjó Ramírez, que aseguró: "podemos hacer que se venda mucho más que ahora".

"En este mundo actual ya puede pasar cualquier cosa", reaccionaba ayer sentado en su stand de Fráncfort el editor de Anagrama, Jorge Herralde, donde muy cerca de su cabeza reposaba precisamente su edición económica de la novela Invisible de Auster, que publicó a principios de este año. Ese es sólo uno de los 22 títulos del autor que tiene en catálogo en ese formato y que a medida que vayan caducando los derechos irán engrosando el nuevo proyecto de Booket. "Hasta 2017 editaremos aún algunas de las novelas en bolsillo, pero lo importante es que mantenemos Auster en el formato tradicional, del que hemos renovado todos sus derechos". En esa línea, recordó que para otoño del año que viene publicará la última novedad del escritor, Winter's journal, diario en el que repasa sus inicios como escritor y los de su futura esposa, Siri Hustvedt. En 2013, sin embargo, la edición económica de ese título ya estará en manos de Booket.

Herralde, que hace apenas un par de años perdió también el bolsillo de otro de sus escritores-fetiche, Patricia Highsmith (entonces a manos del hoy prácticamente cerrado grupo colombiano Norma), aseguró que la operación de Auster ultimada ahora por Booket "tiene poca importancia para Anagrama desde el aspecto financiero y sólo un poco más desde lo simbólico-sentimental" y que "en absoluto" iba a afectar a sus relaciones con la editorial italiana Feltrinelli, que desde finales del año pasado está entrando de forma paulatina en el accionariado de Anagrama hasta completar el 49% en 2015.
Carlos Geli. EL PAÍS 13 DE OCTUBRE DE 2011

NUEVA ENTREGA DE ALATRISTE


El próximo 27 de octubre se pone a la venta la nueva entrega de la serie del Capitán Alatriste con el titulo "EL PUENTE DE LOS ASESINOS".
En la séptima entrega de la saga,al capitán Alatriste, acompañado del joven Íñigo Balboa, le ordenan intervenir en una conjura crucial para la corona española: un golpe de mano para asesinar al Dogo de Venecia durante la misa de Nochebuena, en la basílica de San Marcos , e imponer por la fuerza un gobierno favorable a la corte del rey católico en ese estado de Italia. Para cumplir esta misión, el capitán, que ya lleva más de 30 años de combate, tendrá un particular compañero. Se trata de su “mortal e íntimo enemigo”, el sicario siciliano Gualterio Malatesta.